Nunca es mal momento para iniciar con buenos hábitos financieros. La salud financiera es una evaluación de tu capacidad para manejar tus necesidades y deseos financieros.
Sabes que tienes una buena salud financiera cuando tus finanzas personales y tus asuntos financieros están en un buen estado y son estables. Existen algunas acciones clave que puedes llevar a cabo para iniciar a cuidar de ella. Ten en cuenta que es importante que conozcas tu condición financiera en general.
Ahorrar
El ahorro es la parte de nuestros ingresos que no incluimos en nuestros gastos corrientes. En otras palabras, es el dinero que reservas para el futuro y no usas inmediatamente. Es muy importante porque proporciona un respaldo financiero para las incertidumbres de la vida y aumenta los sentimientos de seguridad y tranquilidad.
Hay distintos tipos de ahorro y puedes tener más de uno. Puedes ahorrar para tener un fondo de emergencia (ejemplo: una llanta pinchada), cumplir una meta de corto o largo plazo (ejemplo: un viaje a Europa) o tener un fondo de retiro para tu vejez.
Presupuesto
Es un plan que escribes para determinar cómo usarás tu dinero en un tiempo definido. Es importante que al crear tu presupuesto tengas en cuenta cuáles son tus ingresos y tus gastos esenciales. Una vez los hayas identificado, puedes decidir cómo usarás el dinero restante, ya sea en gastos no esenciales o apartándolo para hacer crecer tus ahorros.
Inversión
Si quieres dar un paso para mejorar tu salud financiera más allá del ahorro, invertir es una buena idea. Invertir es una forma efectiva de poner tu dinero a trabajar y potencialmente generar riqueza. Invertir inteligentemente puede permitir que tu dinero supere la inflación y aumente su valor.
Dependiendo de cuánto riesgo estás dispuesto a asumir en tu inversión y qué tipo de retorno estás buscando, hay distintas opciones de inversiones que puedes buscar para multiplicar tu dinero. Solo tú puedes decidir cuánto riesgo estás dispuesto a asumir por el potencial de obtener mayores rendimientos. Usualmente, un aumento del riesgo implica un mayor potencial de retorno.