Suena una notificación de tu celular y ves que te ha llegado un mensaje con una oferta demasiado buena para ser real; sin embargo, te piden tus datos bancarios y que realices un depósito para acceder a la promoción. ¿Darías tu información sin dudarlo? ¿Sospecharías del correo porque sabes que ni siquiera los bancos te piden los códigos de tu tarjeta? A continuación, te informamos sobre los riesgos de captura de datos y cómo evitarlos.
Perfiles sospechosos
El espacio cibernético también tiene estafadores, y una de sus prácticas más comunes es la de hacerse pasar por alguna institución reconocida para tratar de conseguir dinero de sus clientes. Esto se conoce como suplantación de identidad o phishing. Según su traducción, el término tiene que ver con la pesca: los estafadores crean un perfil falso con elementos parecidos a los de las instituciones oficiales, pero con leves cambios difíciles de percibir, con el objetivo de que mordamos el anzuelo y capturen nuestros datos.
Como puede notarse, esta técnica de los cibercriminales suele dividirse en dos momentos. Primero, tenemos el spoofing o la propia suplantación, donde ellos lanzan una campaña informativa masiva con contenido sospechoso, pero se hacen pasar por una persona o institución reconocida y eso hace que tengamos cierta confianza. El segundo instante es la recolección de datos, donde normalmente nos envían a un sitio web o formulario donde nos piden información confidencial.
El más común de los métodos de estafa es el envío de correos electrónicos, los cuales la mayoría son clasificados como spam, es decir, como correos basura y repetitivos, y por eso las cuentas de correo los aíslan automáticamente.
Variedad de contenidos engañosos
Hay muchos tipos de suplantación de identidad y a continuación te presentamos algunos:
- Spear phishing: método de suplantación planificado y dirigido a personas específicas, generalmente en empresas; su variante es el whaling, y va dirigido a altos mandos.
- Smishing: técnica que consiste en mandar mensajes sospechosos al celular, siempre haciéndose pasar por una institución, comercio o un conocido para conseguir dinero.
- Vishing: estafa realizada a través de llamadas telefónicas o correos de voz, donde alguien que se hace pasar por una entidad persuade o amedrenta a las víctimas.
- Clonación: cuando un sitio web o un correo similar al de las instituciones oficiales logran copiar gran parte de la identidad visual de una marca para robar nuestra información económica.
- Redes sociales: el spam, las noticias falsas y la publicidad engañosa se hacen presentes como métodos con los que los cibercriminales pueden ponernos trampas. También, en los comentarios de las publicaciones suele hacerse intento de phishing; por ejemplo, cuando los estafadores ofrecen consejos de superación personal y económica pagados.
¿Qué hacer frente a los intentos de phishing?
Imaginemos que nos llega un correo de un banco y nos dice que rifaron un crédito con interés bajo y nosotros ganamos, pero para hacerlo efectivo debemos mandar nuestra cuenta y contraseña. Sospechoso, ¿verdad? Primero, para la identificación de la suplantación de identidad, debemos estar informados y actualizados con respecto a la imagen y las redes de las corporaciones con las que mantenemos tratos. El uso adecuado de los logos y con buena calidad, además de que usen nuestro nombre y que la ortografía esté correcta, son indicadores de una comunicación oficial.
Tenemos que sospechar de cualquier correo que nos llegue y, si la duda persiste tras la revisión del mismo, averiguar en los canales oficiales de las instituciones. Naturalmente, nunca respondamos correos, mensajes o llamadas con nuestros datos personales ni financieros, pues nadie está autorizado a solicitarlos. También, es importante no acceder a ningún enlace ni hacer clic en los botones, tampoco realizar descargas de archivos. Hay que tener cuidado al hacer uso de wifi, pues es más fácil para los estafadores rastrear nuestros movimientos en una red pública.
Por último, lo ideal es contar con un programa de seguridad o antiphishing, pero de no ser posible, se puede cambiar la contraseña cada cierto tiempo y activar la verificación en dos pasos. Con todas estas alertas activas, te será fácil reconocer el phishing o la suplantación de identidad, y así podrás salvarte de las estafas y evitar que otros también caigan.
Recuerda que en Banco Atlántida nunca te pedimos información sobre tus tarjetas y cuentas bancarias.